Ricky Rubio, el fallo de Matrix de la NBA
Ricky Rubio podría ser un jugador cualquiera que no hubiera llegado a ningún tipo de éxito en el mundo del baloncesto. Con sus 188 centímetros, no destaca por unas características físicas extraordinarias ya que tampoco es extraordinariamente rápido, ni tampoco tiene una gran potencia de salto.
Con todo esto quiero presentar a un hombre que ha llegado a lo más alto del baloncesto por sus aptitudes sobre el conocimiento del juego, su IQ deportiva y, sobre todo, por un talento innato de anticipación, que le hace ir medio segundo por delante de la gran mayoría de sus rivales, sobre una cancha de baloncesto.
Todo esto no es nada sobre lo que ya sabemos sobre Ricky, tan solo añadiría que, contra todo pronóstico, ha sido capaz de volver de lesiones muy graves y siempre ha ido mejorando su nivel para el baloncesto, adaptando sus posibilidades y estoy de juego a lo que le iba demandando cada nueva etapa.
Sí, es cierto, como ya os habréis dado cuenta, admiro profundamente a Ricky Rubio porque creo que triunfar en el baloncesto con sus posibilidades físicas, es simplemente una anomalía del sistema.
Ricky Rubio es el fallo de Matrix del baloncesto… el otro elegido
También hay que reconocer que ha sabido acercarse a las personas adecuadas y que, su madurez personal y deportiva, le han llevado a establecer sinergias con otro gran talento del baloncesto español, como es Raúl López, el hombre que pudo ser el heredero de Stockton pero que las malditas lesiones, le llevaron a ser una versión diferente al del jugador que pudo haber sido.
Volviendo a Ricky más allá de su carrera más que digna en la NBA donde lleva siendo un base de gran solidez más de una década, sus datos con la selección española nos llevan a ver en él, a un jugador único.
El extraordinario Ricky consiguió ser el MVP del Campeonato del Mundo que ganó la selección español en 2019. Sumó su nombre al de jugadores del abolengo deportivo de Drazen Petrovic, Toni Kukoc, Pau Gasol, Shaquille O’Neal, Dirk Nowitzki, Kevin Durant o Kyrie Irving… casi nada.
Además Ricky fue elegido, obviamente, en el quinteto de aquel Campeonato pero lo extraordinario no acaba aquí.
En los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020 (2021), Ricky Rubio consiguió algo impensable para un jugador de sus características de juego ya que consiguió ser el máximo anotador del torneo con 25.5 puntos por partido y volvió a estar elegido en el mejor quinteto del Torneo.
Ser parte el mejor quinteto tanto del Campeonato del Mundo, como de los Juegos Olímpicos, siendo nombrado MVP del primer torneo y máximo anotador del segundo, es algo al alcance muy pocos jugadores en la historia del baloncesto.
Sin embargo, ahí está Ricky Rubio… un chaval del El Masnou, que todo el mundo pensaba que se convertiría en un juguete roto del baloncesto ya que repetir los éxitos que cuajó en su juventud, parecía del todo inalcanzable, sobre todo, en un juego dominado por super atletas con posibilidades físicas infinitas pero Ricky volvió a quebrar el sistema.
Sin duda es un fallo del sistema, algo que no debería haber pasado dentro del Matrix del baloncesto, pero que nos ha hecho ver que existe otra realidad… una que tan solo pueden ver y vivir los tocados por la varita mágica… los elegidos.
Tan solo nos queda por saber quién es Morfeo…