La clave del éxito de Spud Webb, un jugador único

Spud Webb es uno de los jugadores más conocidos de los aficionados de la NBA. No ganó campeonatos, ni fue MVP, ni incluso All Star durante su carrera, pero sus 169 centímetros le colocan como uno de los jugadores más bajitos de la historia de la competición.

El ser particularmente bajito para el ejercicio profesional de un deporte tan condicionado por la altura como el baloncesto, no deja de crear admiración y curiosidad, al igual que lo hacen en el polo contrario los jugadores excepcionalmente altos ya que, al fin y al cabo, lo diferente siempre causa una especial atención.

En los años en la Universidad ya fue objeto de seguimiento por los medios de comunicación por su particular altura y nunca se pensó que pudiera ser elegido por un equipo profesional de la NBA.

Se le veía, o bien en los Harlem Globetrotters, o bien jugando en algún equipo europeo, aunque sus cifras de 10.4 puntos y 5.7 asistencias por partido en North Carolina State decían lo contrario.

Finalmente, los Detroit Pistons decidieron apostar por él, aunque en una posición bastante atrasada en el Draft, la 87 en la cuarta ronda y a los dos días de firmarle, le despidieron para posteriormente fichar como agente libre por los Atlanta Hawks, donde formó  pareja de bases con Doc Rivers durante varias temporadas.

Desde su llegada a la NBA, Spud Webb siempre fue objeto de seguimiento por su altura y cada vez que saltaba a la cancha era el foco de los fotógrafos que buscaban la foto espectacular que le emparejara con un jugador que le sacara la máxima altura posible.

Spud Webb (169 cm) junto con Manute Bol (231 cm)

Era un buen jugador, con una gran visión de juego y especialmente efectivo desde la línea de tiro libre, aunque la mayoría de los aficionados tan solo seguían viendo en él, a un jugador muy bajito que parecía que se movía entre gigantes y que no era capaz de defender a los jugadores más altos que jugaban en su propia posición.

La realidad era bien distinta, Spud Webb era un jugador muy solvente y con nivel más que suficiente para jugar en la NBA, de hecho, pasó 12 temporadas en la competición más exigente del planeta y eso no se lo regalan a nadie.

De cualquier forma, su gran popularidad llegó indiscutiblemente por su altura, pero no solo por ella, si no por lo que era capaz de hacer a pesar de medir, incluso menos, que la altura media de cualquier ciudadano de un país europeo.

La explosión de su popularidad llegó en el concurso de mates de 1986, un evento que, en aquella época, vivía sus años dorados con los duelos demenciales entre Michael Jordan y un compañero de equipo de Spud, Dominique Wilkins.

En el concurso previo de la temporada 1984-1985, se habían enfrentado en una final épica Jordan y Wilkins, llevándose este último el triunfo.

La gente esperaba la revancha al año siguiente, pero una grave lesión en el pie, había dejado en el dique seco a la super estrella de los Chicago Bulls y el aliciente del concurso de transformó en ver machacar a un jugador de apenas 169 centímetros.

Las grandes preguntas eran, ¿ puede llegar a machacar un jugador de esa altura?, ¿puede hacer un mate de calidad siendo tan bajito?

Spud Webb en un mate del concurso de 1986

Las respuestas no tardaron en llegar y Spud Webb empezó a dejar enmudecido y alucinado al gran público mundial del baloncesto en un escenario único como el de un All Star.

Si la altura del aro de una canasta de baloncesto profesional es de 305 centímetros y el diámetro de un balón de tamaño profesional es de 24 centímetros, Spud Webb, con sus 169 centímetros de altura, tenía que alcanzar, al menos, los 330 centímetros. 

Obviamente, la extensión de sus brazos con el balón en las manos, le hacía tener una mayor proximidad al aro, pero necesitaba todavía superar una gran distancia, pero Spud se guardaba un as en la manga, su excepcional salto vertical.

Las mediciones que se hicieron de su salto vertical le dieron 46 pulgadas, 117 centímetros de salto, una de las más altas de la historia de la NBA, solo superadas por jugadores como Darrell Griffith, Michael Jordan o el mismísimo Wilt Chamberlain, de los que se decía que estaban alrededor de las 48 pulgadas (122 centímetros).

Si para Griffith y Jordan les llevó a ser jugadores con gran ventaja aerea midiendo menos de dos metros, imaginad la ventaja que tuvo que ser para un jugador de 218 centímetros como Wilt Chamberlain. Jugaba a otro nivel, nunca mejor dicho.

Wilt Chamberlain poniendo un tapón

Aquel concurso de mates que terminó venciendo frente a Dominique Wilkins, catapultó a la fama a Spud Webb no por ser bajito, si no por lo que podía hacer, aun siendo uno de los jugadores de menor altura en la historia de la competición.

Un jugador único en la historia de la NBA… por muchos motivos y, también, por su altura.

 

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