Vicente Del Bosque y el cambio de libreta

Tras el tropiezo de la selección española de Vicente Del Bosque en la Eurocopa 2016 parece que se ha puesto de moda recordar la irrupción de la Roja a los altares del fútbol moderno después de aquella famosa tanda de penalties contra (precisamente) Italia en el año 2008.

Después de un más que discutible papel en el mundial de Alemania del 2006, Luis Aragonés sacó los mejores trazos de su blog de notas para ingeniar ese equipo. Para ello tuvo que hacer quizás la parte más compleja de toda tarea… cambiar de libreta.

En una selección de notable calidad con estrellas como Raúl, Joaquín o Reyes y de jugadores contrastados como Albelda, Salgado o Cañizares el «sabio» se atrevió a pesar de la multitud de críticas a dar paso a chavales como Ramos, Iniesta o Villa a comandar una selección convulsa.

Ese atrevimiento y por supuesto la valía de los elegidos cambió el estilo y la forma de jugar de España.

Apareció el tiki taka, y la furia dejó paso a un fútbol horizontal y de control que aceleraba en busca del gol cuando la situación lo requería, eso fue lo que heredó Vicente Del Bosque, y con él al mando la selección continuó esa senda y se afianzó como mejor equipo internacional durante 4 años.

Pero los ciclos pasan y es mérito del entrenador adelantarse a eso y saber gestionarlo y quizás Vicente del Bosque no haya sido capaz de reinventarse.

Después de la decepción que supuso el mundial de Brasil la selección comenzó un limbo de cambio cuyo colofón debería haber aparecido en la Eurocopa actual… los Villa y Torres dejaban su testigo a Nolito y Morata, como los Xavi y Xabi lo hacían a los Cesc y Busquets… sin embargo algo no cambió, la libreta, era la misma.

En una selección en la que los jugadores cambian está bien intentar crear un estilo pero igual de importante es no aferrarse a él contra los elementos.

Hay veces en las que el equipo debe adaptar su forma de jugar a los jugadores que saltan al césped y atreverse a formar un plan B, eso se ha echado en falta.

Ahí es donde un entrenador debe dar más de lo que un buen trato y un segundo padre ofrece. Ahí es donde se echó de menos la mano de un entrenador.

Con una misma libreta durante los últimos años a pesar de un sinfín de jugadores muy distintos convocados y rivales muy distintos enfrentados, era muy difícil acertar en 7 partidos para ganar esta Euro. Eso explica que cuando el rival acierta la roja no reacciona, porque la perfección perdida en este estilo ya no está.

Tuvimos un gran continuador, un gran gestor durante años pero nos faltó un entrenador… un «sabio» capaz de CAMBIAR DE LIBRETA.

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