La epifanía del reverendo Terry Cummings
Seguramente, el título de esta historia, sea uno de los que he escrito en todos estos años, que menos relación tenga con el baloncesto… aparentemente. La realidad es que Terry Cummings fue uno de los mejores ala pívots de la década de los 80’s y que el título del relato, es la realidad misma de su vida personal y deportiva que le llevó a ganarse con todo el sentido del mundo, el apodo The Preacher (El predicador).
Para contextualizar lo que le sucedió a Terry Cummings hay que viajar hasta sus años de juventud en Chicago, ciudad en la que creció y asistió al Instituto Carver.
En aquellos primeros años tal y como relató en una entrevista al New York Times en 1982, solía llevar encima pistola y cuchillo y se dedicaba con sus amigos, a pegar y a amedrentar a la gente por la calle, aunque sin llegar a robarles… todo un detalle.
También dijo que el consumo de drogas no era algo ajeno para él en aquellos años de juventud y que las había probado básicamente todas, al menos, las que conocía.
Obviamente, este perfil personal no era el de una futura estrella de la NBA, sino más bien, el de un potencial presidiario o el de un futuro muerto en las duras calles de Chicago pero, todo cambió por un acontecimiento totalmente inesperado.
Una noche en la casa de su abuela en Hammond (Indiana), Terry Cummings tuvo un sueño que cambiaría su vida a modo de epifanía.
Siempre según el relato de Cummings, soñó que era el día del Juicio Final y que en la llamada de Dios no era elegido por sus malas obras. En sus propias palabras: «En el sueño, recuerdo haber gritado: ‘Ven y tómame’, pero el Señor me ignoró. Y cuando me desperté del sueño, decidí emprender el proceso de entregar todo mi ser al Señor a partir de ese momento. Ese fue el primer día que recibí el llamado del ministerio”.
Terry Cummings dejó la pistola, el cuchillo y las drogas y las cambió por una Biblia y consagró su vida a convertirse en Ministro Pentecostal para poder difundir la palabra del Señor.
Se alejó de esos antiguos amigos con los que solía pasar el tiempo entre Chicago y Hammond, aunque no se lo pusieron fácil. Finalmente, como todo parecía apuntar, varios de esos amigos acabaron muertos o en la cárcel.
Sin embargo, Cummings se centró en el deporte y en la religión y ese cambio de vida le llevó a obtener unos grandes resultados deportivos, que le permitieron acceder a una beca en la prestigiosa Universidad DePaul, desde donde pudo seguir ejerciendo como predicador en la zona de Illinois, Indiana y Michigan.
Curiosamente, allí coincidió y compartió equipo con otra futura estrella de la NBA, Mark Aguirre.
Tras pasar tres años en la Universidad, fue elegido por los San Diego Clippers en la segunda posición del Draft de 1982, tan solo por detrás de James Worthy y justo por delante de Dominique Wilkins.
Aquel equipo tenía los mismos problemas que siempre han tenido los Clippers, pero le permitió mostrar todo su talento individual, lo que le llevó a ganar el Premio a Rookie del año.
Sumó 23.7 puntos, 10.6 rebotes, 2.5 asistencias y 1.8 robos por noche, lo que llevó a ser elegido con gran claridad por delante de Clark Kellogg y James Worthy en la votación final.
La temporada siguiente de Cummings no fue muy distinta en cuanto a rendimiento deportivo, al igual que la de su equipo, pero una serie de problemas cardiacos y su pésima relación con el propietario del equipo de la época, Donald Sterling, precipitaron su salida del equipo.
Los Clippers no quisieron asumir los posibles problemas cardiacos que podría tener Cummings en un futuro, a pesar de haber recibido un tratamiento que solucionaba un problema relacionado con una cardiomiopatía y le traspasaron a los Milwaukee Bucks, lugar donde alcanzaría sus mayores éxitos deportivos.
El Reverendo era una rara avis en aquella época en la NBA. Muchos de los jugadores de la liga coqueteaban día tras día con el consumo de drogas y, sin embargo, Cummings se dedicaba a predicar para evitar que la gente perdiera el camino del Señor.
En esa temporada 1984-1985, se produjeron dos hechos muy importantes en la carrera del ala pivot nacido en Chicago.
El primero fue que se convirtió en All Star, un evento celebrado en Indiana y que fue testigo de una gran actuación de Cummings con 17 puntos desde el banquillo, el mejor del partido en ese aspecto y, también, del controvertido boicot a un joven Michael Jordan, encabezado por Isiah Thomas y George Gervin.
El segundo, fue otro curioso hecho relacionado con Michael Jordan, que inicialmente no tenía gran importancia, pero que se terminó convirtiendo en todo un hito con el paso de los años.
Los Bucks de Cummings eliminaron en la primera ronda de los Playoffs, a los Chicago Bulls de Michael Jordan, por un resultado de 3 a 1 y el Predicador, fue el máximo anotador de la serie con 29.5 puntos por partido, frente a los 29.3 de Michael Jordan.
Curiosamente, antes del inicio de la temporada, en las negociaciones para buscar una salida a Cummings fuera de los Clippers, se intentó cambiar por Michael Jordan, ya que los Bulls se buscaba un jugador solvente de corte interior pero, afortunadamente para los de Chicago, el trato nunca se llegó a cerrar.
Después de esos Playoffs, Jordan jugó 36 rondas más a lo largo de su carrera y ningún otro jugador volvió a anotar más puntos que él en una serie de Playoffs. Esto convirtió a Terry Cummings en el único jugador capaz de anotar más puntos (fueron tan solo 2) que Michael Jordan en unos playoffs.
Más allá de este hito, que se ha revalorizado inmensamente con el paso de los años y, sobre todo, con los éxitos de His Airness, Terry Cummings tuvo una carrera de gran solidez en la década de los 80’s en Milwaukee.
Prácticamente en todos los años en Wisconsin, superó la veintena de puntos por partido y fue dos veces All Star, pero los Bucks nunca llegaron a tener opciones de luchar por el título de la NBA.
El 28 de mayo de 1989 fue traspasado a los San Antonio Spurs a cambio de Greg Anderson y Alvin Robertson, donde pasó a formar equipo con un conjunto de jóvenes jugadores formado por Sean Elliott, David Robinson y, otro ex de DePaul, como Rod Strickland.
La llegada de todos estos jugadores a San Antonio, produjo un inmediato cambio de rumbo del equipo que pasó de 21 victorias el año anterior y quedarse fuera de playoffs, a 56 victorias y a quedar como campeón de la División Medio Oeste y caer en las semifinales de conferencia de la NBA.
Durante las tres primeras temporadas en San Antonio, Cummings formó pareja interior de gran éxito con David Robinson, pero en el verano de 1992, concretamente el 6 de julio de ese año en un partido entre amigos, se rompió los ligamentos de la rodilla y, prácticamente, se pasó en blanco toda la temporada siguiente.
Esa lesión mermó y cambió el estilo de juego del Predicador, ya que perdió toda la potencia que tenía en su juego por su gran salto vertical.
A partir de ese año, ya nada volvió a ser igual y Terry Cummings siguió jugando pero a un nivel muy lejano del mostrado en los primeros años de su carrera deportiva.
De nuevo, Milwaukee, y posteriormente en Seattle, Philadelphia, Nueva York y San Francisco pasó los últimos años de su carrera intentando embarcarse en algún proyecto ganador que le pudiera acercar a un anillo de la NBA, pero no lo consiguió.
A finales de la temporada 1999-2000, Terry Cummings, el Ministro Pentecostal desde 1977, decidió retirarse de la NBA para emprender nuevos proyectos.
Entre ellos destaca, haber sacado un par de discos al mercado de una música que se mueve entre el Góspel y el Rhythm and Blues.
Terry Cummings siempre será recordado por su baloncesto eficaz, su fe fuera de las canchas deportivas y por ser el único hombre capaz de anotar más puntos en una serie de Playoffs, que otro ser divino, pero del baloncesto… Michael Jordan.
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