Chuck Nevitt, el Gigante amable de la NBA
Las obras de literatura fantástica siempre han descrito a los Gigantes como personajes anodinos, atribulados o, incluso, un tanto siniestros y malvados. Si Chuck Nevitt hubiera sido un personaje de ficción, sería la antítesis de esos conceptos , ya que si por algo es conocido el hombre que fue un día techo de la historia de la NBA con sus 226 centímetros, es por su maravilloso sentido del humor y por ser un jugador extraordinariamente querido.
De hecho, es posible que Nevitt firmara más contratos a lo largo de su carrera por su buen talante y por su capacidad de «hacer vestuario» que por su altura.
La historia de Chuck Nevitt comienza en Cortez en el Estado de Colorado donde nació y vivió sus primeros años. Con un padre de más de 2 metros y una madre de más de 1.80, era fácilmente previsible que sus retoños serían altos, pero no tan altos como uno de ellos terminó siendo.
Ese chico fue Chuck Nevitt que vivió sus años de adolescencia sin poder practicar deporte debido a los dolores derivados de su crecimiento desmedido.
Con apenas 14 años pegó un estirón de 1.90 a 2.08, lo cual le sirvió para hacerse un hueco en el equipo de baloncesto del Instituto Sprayberry High y, posteriormente, ganarse un hueco en la NCAA en North Carolina State.
Con los Wolfpack pasó cuatro años en los que hizo vida universitaria y jugó más bien poco al baloncesto, aunque su último año donde promedió 5.5 puntos y 4.4 rebotes más sus 226 centímetros le convirtieron en un jugador potencialmente interesante.
Lo mejor de aquella etapa universitaria fue el poster que dejó taponando a Ralph Sampson y que luego utilizaría hábilmente para promocionar su carrera.
Chuck Nevitt fue elegido por los Houston Rockets en la posición 63 del Draft de 1982
Esa posición estuvo muy por encima de lo esperado para él, pero otro equipo eligió al hombre que iban a seleccionar previamente los Rockets y su elección se adelantó una ronda.
El 2 de Febrero de 1983 en su debut en la NBA con los Houston Rockets frente a los San Antonio Spurs, se convirtió temporalmente en el jugador más alto de la historia de la NBA, hasta que en 1985 llegó primero Manute Bol y, posteriormente, otros jugadores más altos como Gheorghe Muresan, Shawn Bradley o Yao Ming.
A día de hoy, sigue siendo el jugador más alto de la NBA nacido en los Estados Unidos.
La alegría de la llegada de Nevitt a la NBA duró poco, ya que el espigado pivot solamente disputó 6 partidos antes de que los Rockets le cortaran.
A partir de ahí empezó a concatenar contratos breves en diferentes equipos, que dieron como resultado final que durante las nueve temporadas que estuvo en activo en la NBA, nunca jugó una temporada completa.
Se convirtió en un jugador del final de la rotación de los equipos y tan solo jugaba cuando ya se había decidido el resultado final del partido. De hecho, por ese motivo se le apodó de Human Victory Cigar (Puro de la victoria humano) como paralelismo al tiempo de juego en el que el mítico Red Auerbach, se encendía el puro de la victoria (qué tiempos aquellos) cuando su equipo ya daba por ganado el partido.
Esos eran precisamente los minutos en los que se podía ver sobre la cancha al bueno de Nevitt
Se convirtió a lo largo de su carrera en un personaje extraordinariamente conocido y cuentan que en la etapa de Houston, el público le animaba más que al propio Hakeem Olajuwon.
Aquellos vítores eran más bien en tono de sorna, pero Nevitt siempre respondía con una sonrisa, lo que hacía que todavía el público le valorara y animara más.
En sus nueve años de carrera disputó solamente 155 partidos y nunca fue titular. Su mejor partido fue con los Pistons frente a los New York Knicks el 7 de enero de 1987, donde además logró prácticamente todos sus records estadísticos personales, ya que jugó 20 minutos, anotó 12 puntos, atrapó 10 rebotes y puso 5 tapones. Fue el único doble doble de su carrera.
En total anotó solamente 251 puntos en los nueve años de carrera en la NBA.
Nunca llegó a tener una gran oportunidad en la NBA y quizás la falta de peso, a pesar de su altura, no le ayudó para ser considerado un jugador interior sólido. Con sus 226 centímetros apenas pesaba los 100 kg.
Aún así esa falta de fortuna en encontrar el equipo que le valorara a largo plazo, se la devolvió su destino por dos veces.
La primera de ellas cuando debido a una lesión de Jamaal Wilkes los Angeles Lakers le ficharon a finales de la temporada 1984-1985.
Chuck Nevitt acabó la temporada con los Lakers del Showtime y se terminó convirtiendo en el Campeón de la NBA más alto de la historia.
La segunda fue en relación al anillo de Campeón de la NBA, ya que en su segunda etapa con los Houston Rockets, le robaron en su casa y una de las cosas que se llevaron fue precisamente ese anillo. Nevitt pensó que nunca lo recuperaría, pero finalmente debido a que el propio ladrón llamó «anónimamente» a los Rockets para saber cuanto podrían darle por el anillo, pudo terminar recuperando el preciado «tesoro».
Se retiró en 1994 con 34 años tras haber jugado (poco) para los Houston Rockets, los Angeles Lakers, Detroit Pistons, Chicago Bulls y San Antonio Spurs.
Desde luego, Chuck Nevitt no fue el mejor de los jugadores más altos de la historia de la NBA, pero sí uno de los que mejor recuerdo ha dejado en sus compañeros y en los equipos por donde pasó.
La grandeza personal de un tipo como Chuck Nevitt, se describe fácilmente con el texto que acompañaba a su foto taponando a Ralph Sampson con la que intentó promocionar su carrera. En el cartel decía:
«Si no reconoces al número 50, no sigues el baloncesto profesional muy de cerca. Es el incomparable Ralph Sampson. Pero… ¿qué hay del tipo que se le bloquea el tiro? ¿Lo conoces? Después de todo, Sampson mide 224 centímetros. No mucha gente lo obliga a comer la pelota».
Poco más se puede decir de Nevitt, un grande dentro y fuera de las canchas.